domingo, 8 de enero de 2017

Recordando a César Roa, luchador de la caña

El 2016 cerró con una noticia que pasó prácticamente desapercibida en los medios, pero que a muchos nos golpeó muy duro. El miércoles 28 de diciembre, el compañero César Augusto Roa Carvajal, iba en su moto por Mosquera, Cundinamarca, cuando a las 10:30pm perdió el control del vehículo y se estrelló contra un poste. Para los medios, era sencillamente uno más de los muertos en esa vía, el cuarto en la semana. Para nosotros el que había muerto era también un compañero excepcional, que había destacado en la lucha de los corteros de caña en el Valle del Cauca en el 2008. 

Cesar nació en Palmira, pero vivió casi toda su vida en Cerrito. Había entrado a trabajar al ingenio Providencia en el 2003, a través de un contratista, desempeñándose en oficios varios: fue alzador de caña, y se desempeñó, sobre todo, como guardavía. Pese a ser oficios varios –o ministra, como les dicen en el sector- participó activamente en las luchas contra los contratistas en los paros de corteros en el 2005 y luego en el 2008 en contra de las Cooperativas de Trabajo Asociado, en aquella histórica y emblemática huelga que fue una auténtica escuela para toda una generación de luchadores. En esos años participó en la formación de la sección de SINALTRAINAL Pradera, la cual tuvo un efímera existencia, disolviéndose hacia el 2011, organización en la cual fue tesorero. Después de la disolución del sindicato y con la arremetida patronal en el sector azucarero, donde se combinó la mecanización con la neutralización de los dirigentes que habían mostrado mayor combatividad, César tuvo múltiples problemas en la empresa, hasta que la abandonó. Es así como terminó en Cundinamarca, en busca de nuevos rumbos.

Su partida, con apenas 34 años, nos priva no solamente de un gran compañero, sino que además, de un depositario de la historia viva de las luchas populares recientes. Quienes lo conocimos, nos sorprendimos siempre de la agudeza de su análisis, de la profundidad de sus conocimientos empíricos y de la firmeza de su convicción, amén de sus cualidades humanas. Las palabras que nos hizo llegar Juan Cambindo, otro gran dirigente de aquel paro de los corteros, resumen un sentir compartido entre quienes lo conocimos:


“Los compañeros que conocimos a César Roa lo recordaremos siempre como ese líder que, con su trabajo silencioso, constante, desinteresado, fue un invaluable aporte para que los corteros de caña fueran conocidos y respetados como personas, no como herramientas desechables que se usa y se botan. Un compañero que a pesar de su juventud demostró, con hechos, tanta madurez en los quehaceres de la lucha. 

Indudablemente, es un golpe muy duro para los que le apostamos a trabajar por un país diferente. La ausencia física del compañero César nos afecta enormemente a todos los que luchamos hombro a hombro junto a él, esperanzados en ver ese nuevo amanecer de libertad, pero estamos convencidos que, donde quiera que se encuentre, puede descansar tranquilo, que los hombres que cumplen un papel como el que asumió el compañero, pueden marcharse tranquilos que por su legado vivirá por siempre.

Un hombre que sin pedir nada a cambio desafió el peligro que implica contradecir al sistema sólo esperando la única recompensa, la de conquistar unas mejores condiciones de vida para los trabajadores de la caña de azúcar y de Colombia. 
Lo más importante de César: buen amigo, buen compañero, excelente ser humano. Descansa en paz hermano, tus hechos demostraron que no pasaste en vano por este mundo.

Hasta la victoria siempre compañero, personas como tú nunca mueren, viven por siempre en cada compañero.”

El paro de los corteros en el Valle del Cauca en el 2008 fue, sin lugar a dudas, un punto de inflexión en las luchas populares de las últimas décadas. Al calor de esa lucha se fraguaron dirigentes extraordinarios, personas cuya calidad humana fue excepcional. No cabe duda que César fue uno de ellos. Desafortunadamente, el sectarismo en los procesos populares, la falta de visión, la incapacidad de la izquierda para renovar liderazgos y para producir liderazgos colectivos al calor de las luchas sociales, la debilidad del sindicalismo, la escasa tradición organizativa en el sector, todos estos elementos conspiraron para que, al poco tiempo, se atomizara y dispersara aquel formidable movimiento de algunos de los trabajadores más explotados y oprimidos del país, enfrentaran a la oligarquía azucarera valluna, la más dinámica, mezquina y arrogante de Colombia. Sin embargo, ningún momento histórico se agota en sí mismo, y las lecciones de ese momento en particular son, o debieran ser, parte de la rica herencia de luchas y resistencias del pueblo trabajador colombiano.

Como una humilde contribución, entrego parte de una entrevista más amplia realizada el año 2015 con César, como parte de un proyecto que estamos adelantando con el profesor Renán Vega Cantor de recuperación de la historia social de los corteros de caña. En ella, Cesar explica en sus propias palabras su trayectoria, la problemática de los corteros de caña y su compromiso vital con la causa de los trabajadores y la construcción de un mundo más justo.

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